Durante muchísimos años la idea de aventurarnos en una historia de película que finalice en la escena del encuentro con la pareja ideal, ha ocupado en nuestras mentes lugares importantes que desconectan en absoluto el sentido del amor y el encuentro con él.
Hemos recibido una educación emocional que busca frecuentemente las soluciones hacia afuera y que parece evitar de formas absurdas, y otras veces bastante creativas, el fundamental y vital el proceso de auto conocernos para aprender la invaluable misión cotidiana de aceptarnos, sanarnos y acompañarnos y, de una manera amable dirigirnos hacia un camino que evite que se perpetúen una y otra vez las relaciones de pareja que se comprenden de historias acompañadas de dolor, sensación de “fracaso” y experiencias innumerables que en la vida hemos transitado con períodos de tristeza, desesperanza y desmotivación, que nos confunden y nos hacen dudar sobre el tan famoso encuentro mágico con “el amor de tu vida”.
La trama es más corta de lo que hemos podido imaginar. Podría resumirse de forma vaga en un par de frases claras: “La dirección certera para vivir el encuentro con el amor de tu vida es hacia adentro”. “La elección de tu cómplice de vida empieza con elegirte a ti como la persona más valiosa e importante de este planeta”. Será así como ese amor incondicional que deseas que acompañe tus pasos, historias, locuras, subidas y bajadas, es el amor que puedes crearte y entregarte todos los días hasta el último aliento. Y es así como la historia empieza contigo y habla de ti y de cómo decides vivir la historia de amor más importante de todas: “La historia de amor a tu lado”.
Me encantaría concretar en este espacio literario de forma breve y sencilla estas frases, pero lo cierto es que ir hacia adentro y atreverse a vivir en un consciente y constante autoconocimiento requiere inicialmente de paciencia, constancia y mucha valentía y en algunas ocasiones expertos y profesionales que cuenten con las herramientas y recursos necesarios para aligerar y guiar la labor en las diferentes etapas de la vida.
La invitación de mirarnos a los ojos y reconocernos como seres humanos bellos, únicos y perfectamente imperfectos nos permite explorar senderos inimaginables en donde lograremos valorarnos, respetarnos y comprendernos como personas constituidas por luces y sombras que pueden, si así lo desean y trabajan por ello, cambiar para mejorar y así sintonizar con la premisa de ser, en congruencia y fidelidad, quienes realmente queremos ser, entendiendo que el aprendizaje en la llamada Universidad de la Vida se imparten materias todos los días que tienen como uno de los principales objetivos enseñarnos a transformarnos en esa versión remasterizada de uno mismo que tanto deseamos.
Redefinir la palabra soledad
Destrabará quizás algunos miedos y fantasmas que aparecen en ciertas temporadas del año especialmente en el mes de febrero. Me gusta explicar lo que es la soledad como una palabra especial que se teje mágicamente por 2 palabras: la palabra sol que representa la luz y la palabra edad que representa un período de tiempo. Así, cuando yo pienso en soledad pienso en un “período de luz” que tiene las puertas siempre abiertas para vivirlo y disfrutarlo con todos sus particulares sabores.
La cita es con nosotros mismos
Así que la cita que tanto esperamos es definitivamente con nosotros mismos. Recuerda dedicarte a ti mismo el espacio más preciado en tu agenda. Sé consciente que tú eres tu prioridad y que tienes derecho de otorgar tiempo de calidad a tu vida sin importar cuán complicada sea la jornada diaria.
Hazte regalos
Ten presente que ese regalo que tanto anhelas obsequiarte, puedes dártelo cuando tú quieras, así que si puedes, cómprate ese anillo, visita ese restaurante, o invítate a bailar el próximo viernes, escríbete ese poema y dedícate esa canción que traes pegada hace meses.
Consiéntete a ti mismo
Cuando tú lo desees puedes tomar tu mano y abrazarte sin restricciones, escuchar tu voz interior con atención pues en ella encontrarás mensajes de amor genuino diseñados para ti.
El compromiso más importante será el que hagas contigo, pues cuando te prometes ser fiel a ti mismo, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y te amas y respetas todos los días de tu vida habrás comprendido que el amor de tu vida siempre ha estado contigo. El amor de tu vida eres TÚ.